Pequeño resumen de la historia de Icod de los Vinos
La zona comprendida por lo que actualmente es Icod de los Vinos, se encontraba habitada por los guanches antes de la conquista del territorio por parte de los castellanos. Los guanches se dedicaban esencialmente a las actividades de autoconsumo, agrícolas y pastoreo, que tras la conquista fueron suplementadas con el cultivo de la caña, la serrería de madera de pino y el cultivo de la vid muy importante en esta comarca, gracias al cual debe su apellido.
Los guanches encontraron en la costa una imagen en la zona donde rendían culto a sus muertos y lo interpretaron como una señal. Cuando llegaron los conquistadores reconocieron esa imagen como San Marcos. Después de esto, muchos colonizadores se establecieron en los alrededores del Drago y se llevaron la imagen para crearle una pequeña capilla que más tarde se convertiría en la Parroquia de San Marcos y este en nuestro patrón. En esta época, la introducción de los nuevos cultivos, hace que el municipio crezca y se expansione con el auge vinícola. Este cultivo proporcionaba un vino de gran calidad que tenía una amplia demanda en Europa, fundamentalmente en Gran Bretaña.
En esta etapa, de los siglos XVI y XVII, fue donde se construyó sus más importantes edificios e iglesias. La estructura urbana queda definitivamente conformada en el siglo XVII, obedeciendo el dictado de los rectores monasteriales religiosos que van fundando sus conventos, especialmente agustinos y franciscanos.
Historia de Icod por Manuel Hernández González
Por Manuel Hernández González (Doctor en Historia de América y profesor titular de
Icod, como otras tantas localidades de la isla de Tenerife, surge en el menceyato guanche que le da nombre, en torno al año 1496, una vez finalizada por Alonso Fernández de Lugo la conquista de la isla. En 1501 se comenzó a construir su primera iglesia, dedicada a San Marcos, una escultura flamenca que la leyenda atribuye su aparición en una cueva de la playa de su nombre. El primer sacerdote que oficiaría misas sería el portugués Ruy Blas, que dará su nombre a una zona de Icod donde se le concedió datas de tierras por parte del Adelantado por su participación en la conquista como capellán. Como muestra de su rápido crecimiento en 1514 quedó convertida en parroquia, segregándose de la de Santiago Apóstol de Realejo de Arriba. Con anterioridad a 1517 contó con su primer párroco, que sería Roberto Saulo.
En 1533 Carlos V por Real Cédula señaló los límites de su jurisdicción, dándole diez leguas hasta la localidad de Adeje y dejando rentas para un solo beneficiario. Eran a mediados del siglo XVI ya ten crecidas que pudo contar por Real Cédula de Felipe II de 1560 con dos párrocos. Tal riqueza albergaba que las rentas del párroco en 1590, siendo obispo Fernando Suárez de Figueroa, alcanzaban a 400 ducados, superando los 300 de Garachico, lo que demostraba el espectacular crecimiento de la localidad a partir de la segunda mitad del siglo XVI con el auge del cultivo de la vid. Se decía de él "ninguno mejor que él". Icod de los Vinos, fue una localidad que creció rápidamente desde los albores de la conquista, poblada por un elevado número de inmigrantes foráneos que se fusionaron con los aborígenes. Contó desde sus inicios con un alcalde real o pedáneo dependiente de
Es a partir de las últimas décadas del siglo XVI y especialmente en la primera mitad del siguiente donde crece y se expansiona considerablemente Icod con el auge vinícola. Sus tierras eran óptimas para el cultivo de la vid, especialmente de vidueño, que proporcionaba un vino blanco de relativa graduación que encontraba un amplio mercado en las colonias portuguesas y británicas de América. En menor medida del malvasía, un vino de alta graduación con diferentes variedades (dulce, blanco y seco) que encontraba demanda en Europa, especialmente en Gran Bretaña. No es casual por ello que sea el siglo XVII la centuria de su consolidación, donde se construirían sus edificios e iglesias más suntuosos a tenor de la riqueza y prosperidad de sus caldos, y en el que su elite nobiliaria iniciaría un proceso de vinculación de sus propiedades para evitar su disgregación y para consolidarse como tales a través de los mayorazgos, por los que el primogénito heredaba en usufructo el gruesos de la herencia. El crecimiento demográfico nos puede ayudar a entender la evolución social y económica de Icode en una centuria de crecimiento. En 1676 ya contaba con una población de 3006 habitantes, lo que lo convertía en la tercera localidad de la isla, superada ya sólo levemente por Garachico, que contaba con 3025,
Dice que cuenta con la buena parroquia con dos beneficiados y buenos capellanes, y que sus vecinos son amantes de la música, que "todo los de este lugar son más a ella que otros, y los más tienen buenas voces". También constata que se conocían entre sí por sus apodos más que por sus apellidos. Por esa fechas ya albergaba dos comunidades regulares, los franciscanos y agustinos, y un monasterio de monjas bernardas. Destaca la devoción que gozaba San Felipe Neri y su ermita, "de mucha devoción en toda la isla" y la existencia de dos escribanías, el mismo número que Garachico, lo que es indicativo de su expansión e intensa actividad mercantil.En 1591 sus milicias quedaron desmembradas de la dependencia y sujeción de Garachico, una pugna que será constante en la lucha por la hegemonía de Daute entre ambos municipios. En 1687 logró alcanzar la independencia también en la órbita inquisitorial con la consecución de una Comisaria de
En 1676 se traslada desde
Con la crisis paulatina de los caldos el último tercio del siglo XVII, América pasa a ser una vía por la que Icod hace frente a la crisis vinícola. La prácticamente total desaparición de las exportaciones de malvasía se ve sustituida pos vidueños y aguardientes de parra que tienen salida en las colonias inglesas de América del norte y en las Indias Españolas. Las medias de seda son un importante complemento a sus exportaciones y son la salida de numerosas mujeres para sobrevivir ante la emigración de sus maridos. Más de 70 telares de seda existía en Icod en 1770 cuando ya se sentían los efectos de sus crisis por la competencia exterior a partir del libre comercio en las Antillas. Numerosos icodenses emigraron a las Indias, en su gran mayoría a Cuba y Venezuela, pero también al Yucatán mejicano y a santo Domingo. Enviaron remesas y objetos de arte para ayudar a sus familias y mostrar su devoción a su pueblo natal. Algunos retornaron e hicieron negocios allí, invirtiendo sus ganancias en la localidad, bien en la mejora de la agricultura, la construcción de casas o para demostrar su riqueza y lustre ante sus conciudadanos. Fue el caso de Marcos Torres, regidor perpetuo de la isla, residente muchos años en Campeche e importante comerciante con Indias que en 1758 erigió la ermita de Nuestra Señora de las Angustias. Un pariente suyo obtuvo en 1766 escritura de dotación de la de Nuestra Señora del Tránsito. Finalmente en los anejos del convento franciscano Gabriel Hurtado de Mendoza, Isabel Domínguez y su hijo Fernando, que llegaría a ser regidor en el cabildo de
La década de los 70 del siglo XVIII y los catorce primeros años del siglo XIX fueron años de gran expansión económica en Icod, gracias al último período de expansión vinícola debido a las exportaciones a los Estados Unidos y el bloqueo continental de Europa por Francia para obstaculizar el comercio británico. De esta forma los vidueños icodenses tenían amplia salida en los mercados exteriores, la producción aumento espectacularmente y los precios se incrementaron. Pero fue un espejismo pasajero, la crisis vendrá con gran intensidad tras la paz, agravada por